Trastorno disociativo de la identidad
Según el informe del forense, el cadáver presentaba numerosas heridas defensivas. A excepción de su psicólogo, conocedor privilegiado de su severo desarreglo mental, y de su mujer, que había sufrido como ninguna otra persona las consecuencias de su compleja conducta, nadie supuso que se trataba de un caso de suicidio.
Un enfermo mental con al menos dos personalidades ha encargado a una que asesine a la otra, así lo ven quienes le conocen bien, de ahí que su psicólogo y su mujer hayan leído suicidio donde las pruebas muestran defensa ante una agresión.
ResponderEliminarYa me dirás, Enrique, si lo he interpretado bien.
Un saludo.
Perfectamente diría yo, Ángel. Muchas gracias por todo.
ResponderEliminarSaludos.
Ingenioso. Muy bueno, Enrique.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Sara.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Las heridas encontradas son las que le ha proporcionado la vida, y decidió que no iba a recibir ninguna más?.
ResponderEliminarConfieso no haberlo entendido demasiado bien.
Saludos
Me temo que no es tan profundo, Mª Jesús. Arriba ha hecho Ángel un análisis bastante acertado.
ResponderEliminarMuchas gracias y saludos.
Creo que el título del relato ayuda a comprender el complicado suceso: el de una víctima de su propio trastorno. Está perfectamente explicado el papel que juega cada personaje. Te doy un "me gusta", Enrique.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Mª Jesús. Aunque el título era imprescindible para entender el texto he optado por la definición más técnica del problema (bendito Google) para no hacerlo demasiado explícito desde el principio.
ResponderEliminarSaludos