Correosa
Un crianza y una salsa de arándanos rojos maridaban perfectamente con aquel suculento filete, sajado de forma meticulosa del muslo. Nada más catarlo comprobó que adolecía de la calidad deseada. Decidió entonces desechar aquellas piezas que aún mantenía congeladas, añorando a la jovencita que, meses atrás, tuvo ocasión de cocinar.
Todo presagiaba un exquisito almuerzo, pero este siniestro gourmet algo detectó en el sabor o textura de la tajada que perturbó su sensible paladar. Me he quedado helada, José Antonio, supongo que por solidaridad con la joven del congelador. Enhorabuena por tu microrrelato, siempre me sorprendes gratamente. Un saludo.
ResponderEliminarLa textura del desagrado no es otra, María Jesús, que la edad de la víctima. Nada que ver con la carne tersa y jugosa de su anterior presa, mucho más joven. Por cierto, la carne congelada procede de aquella, de la última, y no de esa jovencita añorada. La próxima tendrá que ser de esa promoción...
EliminarGracias por tu comentario y me alegra que te llegue a sorprender. Eso sí, grata y literariamente hablando.
Saludos.
Creo que el ser todo un gourmet, u otra palabra francesa ahora muy de moda: "chef", no descarga de responsabilidad a ese antropófago. Tampoco esa nostalgia para darse cuenta al final de que añora a la jovencita que una vez conoció entera.
ResponderEliminarUn relato donde conviven sensibilidad, perversión y crimen, como si todo pudiera coexistir a la vez y en la misma persona.
Un saludo, José Antonio.
Gracias, Ángel, una vez más por tus palabras.
EliminarEfectivamente, ese caníbal (antropófago parece palabra más amable) reúne en su ser diversas características que van desde su delicadeza -cuando corta y prepara la carne que consume- hasta lo horrible de su criminal acto, que comete cada vez que necesita suministro de vianda humana, sin dejar a un lado su pasión por el buen vivir (vino de calidad y exquisitez en la elaboración de sus salsas).
Y es que ya lo dijo el torero: 'Hay gente pa'tó'.
Un saludo cordial.
¿Ya te has planteado la idea de vender este micro a alguna asociación de vegetarianos que esté buscando adeptos, José Antonio? Lo digo porque conmigo, al menos de momento, está funcionando ;)
ResponderEliminarSuerte y un saludo.
Fina
No se me había ocurrido, Fina, pero teniendo en cuenta que al parecer te he convencido a la hora de modificar tu dieta alimenticia, te autorizo para que difundas y hagas circular estas cincuenta y una palabras. Ya me lo imagino: en lugar de, por ejemplo, la dieta de la piña o la del melocotón (¿existe?), ponga un microrrelato en su vida y seguro que consigue adelgazar. O al menos dejará de comer carne (que nunca sabemos con exactitud su procedencia, ;) ).
EliminarGracias y un abrazo.