Fauna

Me costó convencer a la doctora de que, pese a mi apariencia humana, soy un oso. Únicamente entró en razón cuando exhibí mi hirsuto tórax y bramé como un poseso a cinco centímetros de su rostro. Pero ignoraba que ella era una víbora; su inesperada mordedura provocó mi desmayo fulminante.
Escrito por Rafa Sastre - Web

4 comentarios :

  1. Jajaja! Qué buenos relatos los de hoy! Jajaja!! Felicidades Rafa Sastre! Saludos, María Ordóñez

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  2. Muy ocurrente, Rafa. Hay que sopesar muy bien a quién te enfrentas. Te puede dar sorpresas.
    Saludos,
    Belén

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