Fe ciega
Don Pancracio, el cura de mi pueblo, acabó arrojándose al Barranco del Eco. En una de sus crisis de fe, subió al Cerrogordo, cual nuevo Moisés, para aclararse las ideas. Allí, asomado al precipicio, gritó con todas sus fuerzas, esperando una respuesta:
―¡Dios mío, quítame esta duda que me asalta!
―¡Dios mío, quítame esta duda que me asalta!
Muy bueno Alfonso. Lo último que escuchó del eco fue el "salta" "salta" y salió de la duda. Genial Suerte.
ResponderEliminarLo siento por don Pancracio, pero yo me estoy desternillando. ¡Bravo y mucha suerte, Alfonso! Saludos.
ResponderEliminarFina
Aparte del chiste, buenísimo, la historia está estupendamente contada. Enhorabuena, Alfonso.
ResponderEliminarSaludos.