Momento robado
Le miraba con una inocencia que todavía tenía, suplicando que no lo hiciera. Él acercó su gordo cuerpo sudoroso. En un país donde su madre la ofreció por cinco dólares, ¿a quién le iba a importar?
Le rompió el himen sin delicadeza. Una lágrima cayó de sus preciosos ojos azules.
Le rompió el himen sin delicadeza. Una lágrima cayó de sus preciosos ojos azules.
Qué historia tan atroz. Bien por la denuncia. Me deja estremecida! Saludos! María Ordóñez
ResponderEliminarGracias María :). Es cierto que es dura en países como Camboya desgraciadamente la realidad supera a la ficción. Creo que es bueno contarlo de vez en cuando para que no nos olvidemos del todo de esta realidad
EliminarAlgunos comportamientos, como el de esa madre, resultan humanamente incomprensibles. Escalofriante historia.
ResponderEliminarSaludos.
Fina
Pues sí Fina. Lo triste es que no es solo una. Llega un momento en que hacer eso se ve como algo absolutamente normal. Entonces cosas como la dignidad, el respeto, el amor, dejan de existir. Poquito a poco se están cambiando estas mentalidades inhumanas. Con historias como esta quiero pensar que se contribuye de algún modo.
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