Recuento
En el funeral, la hija recapitulaba sobre lo ocurrido: su padre no soportó ver al primogénito degradándose tras continuas recaídas y decide, con dos golpes de gatillo, solucionar su problema. Ella quedó irremediablemente sola.
Mientras enjugaba sus lágrimas, su pena comenzó a volverse en rencor:
—Maldito viejo... nunca le importé.
Mientras enjugaba sus lágrimas, su pena comenzó a volverse en rencor:
—Maldito viejo... nunca le importé.
Desgarradora historia.
ResponderEliminarFina