Alter ego
El clon despertó. Superada la confusión inicial, comprendió su condición y se fue al bar con Ricardo, su creador.
—Es increíble que ganaran las elecciones, ¿verdad?
—Bueno, en realidad lo merecían.
—¡Qué dices, nos llevarán a la bancarrota!
La discusión fue a mayores y hubo que separarlos. El clon desapareció.
—Es increíble que ganaran las elecciones, ¿verdad?
—Bueno, en realidad lo merecían.
—¡Qué dices, nos llevarán a la bancarrota!
La discusión fue a mayores y hubo que separarlos. El clon desapareció.
Pues sí, Álex, no parece que podamos entendernos nunca. Este podría ser el paradigma de esa eterna incomprensión. La situación que cuentas tiene tintes cómicos pero la moraleja es muy triste. "Me gusta". Un abrazo.
ResponderEliminarEfectivamente, a menudo los desencuentros se producen entre personas que en realidad deberían ser afines (y no hay nada más afín que un clon). ¡Un abrazo, Enrique, y gracias por comentar!
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