Como Dios
En la plácida tumbona, el aburrimiento pesa como ese implacable sol que tras el almuerzo no te permite más que sestear. Decides, por puro entretenimiento, masacrar esa fila de hormigas, que huyen despavoridas, sin orden ni concierto, ignorantes del origen de tan criminal ataque.
'¿Actuará así Dios con nosotros?', piensas.
'¿Actuará así Dios con nosotros?', piensas.
¡Ay, pensamientos de verano..! Buen relato, amigo...
ResponderEliminarPues viendo cosas como lo que pasa en Gaza, parece que sí...
ResponderEliminarMuy bueno, José Antonio.
A veces los acontecimientos te hacen pensar que aquello que dio en llamarse ‘providencia divina’ se agotó para algunos. Buen relato, José Antonio. Va un ‘me gusta’ para ti y un saludo.
ResponderEliminarMe has hecho pensar en un pie gigantesco dando pisotones por las playas de Benidorm, por ejemplo. Hoy me quedo en el hormiguero.
ResponderEliminarSaludos, José Antonio. "Me gusta".
Muchísimas gracias Rafael, Patricia, María Jesús y Enrique. Con vuestros amables y acertados comentarios, por un momento, me ha parecido sentirme endiosado. Pero tranquilos, amigos, que rápidamente he vuelto a ser una hormiga más.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial y nos seguimos leyendo.
¡Enhorabuena por tu micro-relato, José Antonio! Creo que todos en alguna ocasión hemos pensado qué pasaría si un ser gigantesco hiciera eso con nosotros. Y, cierto es que, en vista de ciertas desgracias, realmente parece que alguien la tomara con el ser humano.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato.
Un saludo
Gracias por tu comentario, Belén. Muy amable por tu parte.
EliminarPues sí, eso creo que pensamos, que alguien (o algo) habrá por ahí que nos puede tratar, si ese es su deseo, como nosotros tratamos a aquellos seres que estimamos más débiles, sean hormigas o congéneres. ¿O no nos sentimos algunas veces como un Dios con relación a otros?
Un saludo afectuoso.