Dolor eterno
No había sida capaz de interpretar las señales. Hasta ese momento. Aquella mirada que vio en su rostro al despedirse, llena de tristeza y resignación, la ayudó a comprender que él la amaba, que su corazón le había pertenecido siempre.
Lloró amargamente al pensar que iniciaba un viaje sin retorno.
Lloró amargamente al pensar que iniciaba un viaje sin retorno.
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