Julieta se ha hecho mayor
El anciano depositó la cuchara sobre el mantel. Los gritos de su esposa cesaron y quedó hipnotizada por el reflejo de la bombilla en la superficie cóncava.
Él acercó el plato caliente de su manjar preferido. Con amorosa precisión capturaba las gotas de caldo, que querían escapar de su sonrisa.
Él acercó el plato caliente de su manjar preferido. Con amorosa precisión capturaba las gotas de caldo, que querían escapar de su sonrisa.
¡Quien lo diría! El amor de toda una vida cabe en una cucharada de sopa.
ResponderEliminarMe ha parecido un hermoso relato, Jerónimo. Y muy tierno.
Saludos
Gracias por el comentario. El verdadero amor está en los momentos que tienen poco de románticos. Me alegra que te haya llegado Un abrazo
EliminarBondad y ternura en el corazón de un anciano. Conmovedor, Jerónimo.
ResponderEliminarSuerte y saludos.
Gracias María Jesús. Quería hacer un relato doméstico y romántico. Un abrazo
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