Llegar a la luna
Cada día miraba la luna sin alcanzarla.
Una vez encontró en el garaje una escalera de altura infinita. Subiendo al último peldaño alargó el brazo. Sus dedos rozaron el borde y se desplomó sobre su rostro.
Un grito, como un alarido, alarmó a la familia. Vio lo feo que era.
Una vez encontró en el garaje una escalera de altura infinita. Subiendo al último peldaño alargó el brazo. Sus dedos rozaron el borde y se desplomó sobre su rostro.
Un grito, como un alarido, alarmó a la familia. Vio lo feo que era.
Mª Jesús, la curiosidad mató al gato, jajaja. Me ha gustado. Abrazos y suerte.
ResponderEliminarGracias Salvador. Espero no nos ocurra a ninguno de nosotros.
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