Punto de inflexión
Amanecía, los homínidos vagaban a cuatro patas, buscaban alimento, se reproducían, en un paraje inhóspito sobrevivían. De repente, uno de ellos se irguió y observó el amanecer, pero no como el tránsito de la noche al día. Un atisbo de gozo se reflejó en su rostro. Ese día todo cambió.
Sin duda alguna se trata del primer hito en la evolución "humana", cuando un animal lejanamente parecido a nosotros decide erguirse y aprender a moverse dominando su nuevo centro de gravedad. Enhorabuena, Salvador, hasta de la Prehistoria se sacan buenas historias. Un saludo.
ResponderEliminarMª Jesús, muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
EliminarQué gusto leerte también por aquí, Salvador. En el momento en que el homínido sabe apreciar un buen amanecer es cuando comienza a humanizarse.
ResponderEliminarEstoy a punto de "cerrar" unas semanas por vacaciones, pero te he visto y no he podido por menos que hacerte una visita.
Un abrazo
Desde entonces ese ha monopolizado el caminar erguido, mirado a los demás desde arriba e intentando que los demás sigamos moviéndonos a cuatro patas. Buena introducción Salvador, es bueno verte por aquí.
ResponderEliminarSaludos.
Ángel, Beto, muchas gracias por vuestro recibimiento. Leí en el blog de Lorenzo un tweet de este concurso, y al leer nombres de amig@s no lo dudé, reuní cincuenta palabras. Abrazos y feliz verano.
EliminarMe ha gustado mucho tu "reto" de cincuenta palabras.
ResponderEliminarSuerte
María Jesús, muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
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