Bourbon
Desde hace tiempo, de noche, sueña con él. Ríen. Comparten ilusiones, planifican el futuro. Se acarician, se besan, hacen el amor. Lo quiere como una loca. En cambio, por las mañanas cuando se despierta a su lado y comprueba su estado, llora cada vez con menos esperanza en que cambiará.
Algunas compañías parecen las mejores, prometen mucho, pero son terriblemente efímeras, se quedan en simple fuego de artificio, dolor de cabeza y lengua estropajosa, un huevo Kinder que guarda en su interior una sorpresa llamada adicción.
ResponderEliminarSiempre es un gusto leerte, Nicolás.
Un saludo
Casi he podido oler el hedor a alcohol. Me gusta.
ResponderEliminarSaludos, Nicolás.
¡Muchas gracias a los dos por vuestros comentarios! Nos leemos.
ResponderEliminarAbrazos.
Esa relación de amor/odio que se establece con las adicciones. Muy bueno, Nicolás. Va un me gusta más al marcador.
ResponderEliminarSaludos