El vigilante
Aquel era mi primer día de trabajo como vigilante del cementerio. Por fin conseguí aprobar la oposición, la plaza era mía. Me preparé con esmero, decidido a dar en todo momento lo mejor de mí. Orgulloso y satisfecho llegué a mi hora dispuesto a fichar, pero nadie salió a recibirme.
Es que algunos duermen como cestos... je, je, je. Muy bueno, Belén. Que haya suerte.
ResponderEliminarUn saludo.
Chusa
Sí, ya sabes, el último sueño es el más profundo.
Eliminar¿Te imaginas que durmieran con un ojo abierto? ;)
Muchas gracias, Chusa. Un saludo,
Belén.
Mejor así, ¿no?. El trabajo parece tranquilo; para llevarse un libro (que no sea de Stephen King, claro). "Me gusta".
ResponderEliminarSaludos, Belén.
Sí, en este trabajo mejor sin sobresaltos, :)
EliminarMuchas gracias por tu "Me gusta", Enrique.
Un saludo,
Belén
Tanto tiempo preparando la oposición en soledad para conseguir una plaza igualmente solitaria... pobre vigilante...
ResponderEliminarSeguro que, por lo menos, se anima a fin de mes al recibir él a su sueldo.
Un saludo, Belén
Muchas gracias por tu comentario, Marta.
ResponderEliminarTanto anhelar la plaza...la compañía más grata iba a ser la de su sueldo...
Un abrazo,
Belén
La soledad y el silencio serían sus incondicionales compañeros de trabajo. Al acabar su jornada debería buscar un lugar con un poquito más de animación.
ResponderEliminarSuerte con tu micro, Belén.
Sí, jajaja, desde luego que después de su jornada, el bueno del vigilante necesitará algo de vidilla.
EliminarMuchas gracias por tu comentario,
Belén
Eres mi relato al azar Este comentario es como mandar un mensaje en una una botella, y ahora que nos hemos quedado un poco náufragos, me parece un símil muy adecuado.
ResponderEliminarBelén me gusta este relato, su ironía sin grandes pretensiones. Es lo que tiene vigilar muertos son muy sosos... hasta que... dejan de serlo😜.
Besos.
¡Estoy viendo pasar esa botella!
EliminarSobre el relato, yo creo que me buscaría otro trabajo, este es demasiado solitario (o sería demasiado escabroso! ;-)