Esquina
Se puso la sudadera, se abrochó los cordones y salió de la habitación. Cogió las llaves y le dio un beso en la frente a su mujer:
—Adiós cariño, me voy a correr.
Al girar la esquina entró en el club de alterne con la conciencia tranquila. No había mentido.
—Adiós cariño, me voy a correr.
Al girar la esquina entró en el club de alterne con la conciencia tranquila. No había mentido.
Me gusta la sutiliza del doble sentido en este microrrelato. Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
jajajajaaaa. Muy bueno.
ResponderEliminarMuy ocurrente y un buen golpe final.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Saludos.
Gracias a todos
ResponderEliminarStbn