Habitación 205
La esperé tumbado en la cama. Apareció vestida de blanco, radiante, como me hubiera gustado llevarle al altar. Me traía las pastillas que cada noche acaban en el inodoro.
—Mañana te darán el alta.
La estancia se tornó del mismo color rojizo que cuando mamá insistió en que estaba loco.
—Mañana te darán el alta.
La estancia se tornó del mismo color rojizo que cuando mamá insistió en que estaba loco.
Toda una historia de obsesión y locura en 50 palabras. Y no hace falta más para poder imaginarnos lo peor y completar el cuadro.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, piel. Suerte!!!
El punto de vista de una mente enferma que no quiere admitirlo, un relato contado magistralmente.
ResponderEliminarUn saludo, Piel