Lazos de sangre
Me crucé en mitad de la noche con el abismo hipnótico de su mirada, y sucumbí a ella. Una niebla repentina me la arrebató poco después, dejándome con la húmeda calidez del último beso deslizándose cuello abajo. Traté de mirarme en el escaparate más cercano, pero mi reflejo había desaparecido.
Es lo que tienen las vampiresas, que aun dulcemente, te dejan, te contagian, te convencen y no puedes volver a ver tu rostro. ¡Vaya rostro el suyo!. Muy bueno y ahí va mi "me gusta"
ResponderEliminarMe gusta mucho en modo en que está escrito.
ResponderEliminarSaludos.