El gran cronopio
Una noche, mientras dormía boca arriba, soñé que era un axolotl y Glenda Jackson me alimentaba con doliente ternura. Fue mi primera revelación y, al despertar, supe que mi destino era fundar la secta. Queríamos tanto a Glenda que la desnudamos, le dimos pequeños mordiscos y bebimos de su sangre.
La que con un axolotl duerme, amanece mordisquiado de la cola o... sin ella.
ResponderEliminarTodo un homenaje a Cortázar en 50 palabras... Difícil reto.
ResponderEliminar