Ella
Coleccionaba bolas de cristal. De día las abrillantaba acariciándolas con delicadeza; a veces hablaba con ellas. Por las noches escogía una —cualquiera— y la agitaba con fascinación provocando un sensacional alboroto de cristalitos de nieve que festejaban todos sus sentidos.
Así era ella: alegre, luminosa y transparente... como sus esferas.
Así era ella: alegre, luminosa y transparente... como sus esferas.
Es perfecto Chusa, yo también la veo asï; Besazos.
ResponderEliminarTransparencia, ¡gran cualidad!
ResponderEliminarAsí era ella, y así sigue siendo. Aunque cincuenta palabras no den más de sí para calificarla en su justa medida, los que la conocen ya lo saben. Gracias, anónimos; gracias, amiga-coleccionista-de-bolas-de-cristal.
ResponderEliminarEncantadora historia hecha cuento a partir de una afición, y todo con la admirable excusa de definir los rasgos de una buena amiga, por lo que se ve...
ResponderEliminarSuerte, Chusa. Un saludo.
José Luis
Amiga desde la adolescencia, ahora ya cada una con su vida, como es natural, pero sin perdernos de vista ni un instante y compartiendo los buenos y menos buenos momentos. Gracias, José Luis, por comentar.
EliminarSaludos.
Un entrañable homenaje muy bien contado y lleno de bellas imágenes.
ResponderEliminarEnhorabuena, Chusa.
Saludos.
Enrique Mochón.
Muchas gracias, Enrique, por tu apreciación.
EliminarUn saludo cordial.
Chusa.