La última carrera
—Ya me gustaría que cogieras esa azada— solía decirle.
Ella se limitaba a sentarse cerca, a ser posible a la sombra. A mí esa compañía me bastaba.
Cuando la sacabas a pasear era la locura y cuando le llamabas acudía veloz, como en la última carrera al cruzar la carretera.
Ella se limitaba a sentarse cerca, a ser posible a la sombra. A mí esa compañía me bastaba.
Cuando la sacabas a pasear era la locura y cuando le llamabas acudía veloz, como en la última carrera al cruzar la carretera.
Dulce recuerdo del "amigo" que siempre está dispuesto a dar cercanía..No abandonéis a ningún animal, por favor. Es más humano no responsabilizarse.
ResponderEliminarBuen relato Isan
Gracias Rafael. Efectivamente es el recuerdo y gratitud hacia el amigo.
EliminarMe ha gustado la simplicidad y la emoción que trasmite.
ResponderEliminarEste relato me trae recuerdos propios.
ResponderEliminarMuy bueno. Correcto estilo. ¡Me gusta!
ResponderEliminar