¿Sueño o realidad?
Soñaba yo a estar despierto, y que discurría por la placentera superficie de un lago dorado. De vez en cuando tocaba las heladas aguas, tratando éstas de despertarme, o quizá de sumirme en el Estigia, hacia donde Caronte me esperara.
Pero no, maldita incontinencia: seré el hazmerreír de la residencia.
Pero no, maldita incontinencia: seré el hazmerreír de la residencia.
Ocurrente, Santiago. Inesperado y divertido final.
ResponderEliminarMuchas gracias, Eduardo. Ojalá sea divertida la vejez que nos espera; aunque sea inconscientemente.
ResponderEliminarMi madre, nonagenaria ella, solo guarda los recuerdos más agradables de su juventud y se lo pasa en grande. Creo que esos lapsus mentales son los que la mantienen aún con vida.
-Cómo se encuentra Doña Trinidad?-
-Muy bien, no me duele nada, como de todo, y eso que ya he cumplido los cuarenta.-