Volutas
Volutas de humo poblaban la oscura estancia. De repente, un diabólico ser, mitad águila, mitad dragón, se abalanzó sobre mí, abriendo mis carnes con su pico y sus garras. Me sentí desfallecer... Al fin, una vivísima luz penetró en la sala, me calmó y me inundó de paz... ¡Había muerto!
Buen inicio Daniel. Mucha suerte. Ahí va mi "like it"
ResponderEliminarGracias, Isidro. Ha sido ésta una incursión experimental. Espero repetir la experiencia.
EliminarAfortunadamente quedan la luz y las volutas,
ResponderEliminarSigue escribiendo.
Es un buen relato
Gracias por tus comentarios.