Vuelo libre
Carezco de delicadeza con las mujeres y, al abandonarlas, he visto reacciones de todo tipo. Su frialdad me pareció simple despecho, pero me equivoqué. Ahora es tarde: el golpe en la trasera, verla al volante por el retrovisor, la curva demasiado próxima, el mar terso y gris que me reclama.
Muy bueno, Eduardo, ¡me gusta tu estilo!
ResponderEliminarMuchas gracias.A la hora de escribri, ya sabes cómo nos se pone el 'ego' cuando nos alaban el estilo, jeje. Saludos.
EliminarCon una colleja, sin acritud, pero reconozco que es un relato redondo, desde el título al punto final.
ResponderEliminar¡Más!
Bueno, lo de la colleja duele, pero se ve compensado con la alabanza consiguiente, así que gracias. Un abrazo.
EliminarYa dicen que la venganza es un plato que se sirve frío, como las aguas del mar donde va a ir a parar en vuelo libre ese hombre que tan mal trata a las mujeres, otra cosa es que merezca ese castigo tan duro.
ResponderEliminarUn saludo
Totalmente de acuerdo, Ángel. Pero ya sabes lo crueles que podemos llegar a ser con nuestras criaturas. A este lo he echado a volar, algo que me gustaría hacer con determinados individuos reales, pero por ahora tengo que conformarme con esto.
EliminarGracias por tu comentario. Saludos.
Magnífico relato, Eduardo. Las relaciones humanas, sobre todo cuando albergan fuertes pasiones, pueden ser muy traumáticas.
ResponderEliminarMuy bien contado y con gran estilo. Tienes mi "me gusta".
Saludos.
Muchísimas gracias por tus calificativos, Enrique. Me encanta que te haya gustado y que subrayes el 'estilo' por el que a la hora de escribir siempre luchamos.
EliminarUn saludo.
Parecía que el título era porque las dejaba volar y mira, el que vuela finalmente es él.
ResponderEliminarBuen relato. Megusteado.
Saludos Eduardo.
Sí, Rafa, jeje: bien observado. Un tanto desalmadamente, él las deja 'volar' cuando ya no le interesan, pero una de ellas puso demasiado interés en demostrarle su despecho con signos evidentes.
EliminarUn abrazo.