El pulso continuo
La cirujana se esfuerza en revivirlo, pero es inútil; el electrocardiograma no miente. Ahora debe comunicarlo a la familia, que espera fuera.
Los familiares desconsolados comienzan a llorar la pérdida del ser querido, y la doctora comprueba de nuevo que aquel corazón, en el corazón de otras personas, continua latiendo.
Los familiares desconsolados comienzan a llorar la pérdida del ser querido, y la doctora comprueba de nuevo que aquel corazón, en el corazón de otras personas, continua latiendo.
Muy bueno Marca Amarilla. Ya sabía yo que tu relato no era una marca blanca cualquiera. Ahí va mi like it.
ResponderEliminarSaludos (He borrado el anterior por errores de mecanografía)
No te preocupes, Isidro, siemre estoy al quite para borrar del todo los comentarios que elimináis.
EliminarMuchas gracias!!! Uno intenta remover corazones!!! ;)
EliminarUn saludo!
Una persona que consigue mantener el pulso de su corazón en el de otras personas puede dar por amortizada su vida.
ResponderEliminarHace tiempo que tengo claro que cuando leo "La Marca Amarilla" de inmediato va a ir asociado a una genialidad, pero no deja de sorprenderme siempre muy gratamente ese lado sensible tuyo.
Un abrazo ¡campeón!
Sentido y sensibilidad, Ángel!! ;)
EliminarGracias por tu comentario, siempre se agradece!!
Un saludo!