El regreso
Suenan los cuernos. Galopan los caballos. Leopoldina suspira y se constriñe, marcando cintura.
—¡Esta noche, lecho!
Las criadas estimulan sus atributos femeninos. El emperador llega al aposento cubierto por las más valiosas joyas de sus conquistas: vírgenes galas; doncellas escandinavas; esclavas eslavas.
Leopoldina se desmaya. El hechicero acude al lecho.
—¡Esta noche, lecho!
Las criadas estimulan sus atributos femeninos. El emperador llega al aposento cubierto por las más valiosas joyas de sus conquistas: vírgenes galas; doncellas escandinavas; esclavas eslavas.
Leopoldina se desmaya. El hechicero acude al lecho.
Pobre emperatriz, Leopoldina, que esperaba a su emperador y se encuentra con un brujo, un hechicero… Manuel de Falla hubiese transformado el sentimiento de frustración en otra cosa mas interesante… a Leopoldina le falta la música para ser perfecto.
ResponderEliminarCincuenta palabras no dan para músicas, sólo para cuernos.
ResponderEliminarGracias por comentar.