La sentencia
El juez se dirigió al condenado, que no podía disimular su ira, y le dijo: "Sé que no valoras mi trabajo y piensas que haga lo que haga te voy a perjudicar. Bien, he aquí mi sentencia. Sé tú mismo tu propio juez, y no te olvides de ser justo".
Muchas veces funciona ese sistema. Puede sorprender que en ocasiones la autosentencia es más dura que la sentencia ajena. ¡Yo lo he vivido!.
ResponderEliminarMuy bueno Cadillac.
Gracias, Isidro. Muy cierto lo que comentas. Saludos.
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