Objetivos sucios
—Vigesimoséptima aldea que aniquilamos para nada. Acordamos atacar con ametralladoras, nada de explosivos: el humo entorpece y pone los... Lo cierto es que se nos han acabado los aborígenes.
—Mr. Stanley, quedan los wakiri, a unos cincuenta kilómetros río abajo.
—¿Otro desplazamiento? ¿Más gastos? Uf, a ver si el productor...
—Mr. Stanley, quedan los wakiri, a unos cincuenta kilómetros río abajo.
—¿Otro desplazamiento? ¿Más gastos? Uf, a ver si el productor...
Hola Jusanher,
ResponderEliminarHe pasado unos instantes entretenidos leyendo tu obra. Comienza de manera que genera intriga y el final es una verdadera sorpresa.
Un abrazo a la distancia.
Óscar Quijada Reyes.
(http://unaspaginasmas.bligoo.com.ve)