Casi bien
Siempre tan atenta, me lo había preparado con esmero como a mí me gusta: descafeinado, largo, con poca leche, dos de azúcar, bautizado en ron, un grano de café tostado, una rodajita de limón y muy caliente. Pero olvidé decirle en taza y me lo echó por encima del traje.
¡Cuando quieras vuelves!. Ocurre con los "sobre entendidos" que a veces ni sobran ni se entienden.
ResponderEliminarRafa me alegro de leerte. Un abrazo.
Cuando se dan tantas instrucciones a veces se olvida alguna importante.
EliminarGracias Isidro.
Abrazo.
Todo mezclado con un poco de rabia. Buen micro.
ResponderEliminarSaludos Rafa.
Más que rabia es una lección.
EliminarAbrazos Beto.
Tanto caprichito... no podía terminar bien.
ResponderEliminar¡Qué bueno!, me ha hecho reír ese final, Rafa.
Un saludo.
No lo dije porque me pasaba de palabras, pero el traje era nuevo. Recién estrenado.
EliminarUn beso, Mª Jesús.
¡Hay que ver cómo está el servicio! Como dijo en su día el ínclito Cañete, 'ya no hay camareros (as) comos los (las) de antes...'.
ResponderEliminarVa mi 'Me gusta' y un vale para la tintorería ( ;) ).
Saludos y suerte.
A ver si a la de la tintorería le va a dar también instrucciones precisas de cómo quiere que se lo limpien. ¡Que ande con cuidado!
EliminarGracias José Antonio.
Va a ser que la perfección no existe, sólo que, algunas veces, los pequeños fallos pueden tener grandes consecuencias.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafa
La perfección hay que buscarla, pero claro, te puedes encontrar cualquier cosa.
EliminarAbrazos, Ángel.
Aplausos, aplausos, para esa camarera tan eficiente... Lo que había pedido, ¿no?
ResponderEliminarBesos, Rafa.
Desde luego ningún juez la condenaría, después de lo bien que lo había preparado.
EliminarBesos Pati.
Ni la perfección existe ni hay que dar nunca nada por hecho ni se puede ir por el mundo siendo tan tiquismiquis. ¡Bravo! Me ha encantado el micro y la imagen que me ha asaltado nada más llegar a su final.
ResponderEliminarSaludos.
Fina
Fíjate, pues él ya se estaba relamiendo pensando en el carajillo que se iba a tomar.
EliminarGracias, Fina. Abrazos.
Rafa, creo que este cliente acabó con la paciencia de la camarera y pensó que dándole un escarmiento igual se lo quitaba de encima. Muy divertido. Saludos
ResponderEliminarHola Juana. Pues no sé si era la camarera o su esposa, en cualquier caso tanta esquisitez se merecía algo así.
EliminarGracias reguapa.