Gorgoteos
La cogí por el cuello. Sus vértebras crujieron como una botella de plástico. Arrimé mi boca en silencio a la suya. Contuve la respiración y cerré los ojos. Un escalofrío refrescante recorrió mi cuerpo, mientras ella se dejaba hacer emitiendo extraños gorgoteos. Sacié mi sed. El sol derretía los cuerpos.
Un segundo sentido bien llevado. Un encuentro que se consuma felizmente sin tanta complicación ni preámbulos como en las relaciones humanas. A todo esto me permito un pequeño añadido: pillín.
ResponderEliminarUn abrazo, Luis
¡Que análisis más bueno! Me has dado en el "bebe". Gracias, Ángel. Viniendo de ti, me satisface doblemente.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí me ha encantado. Así se sencillo.
ResponderEliminarUn saludo, Luis.
Y a mí también, como a María Jesús. Solamente un pero: el inicio me parece algo violento como preludio de algo mucho más placentero. Por lo demás, estupendo. Va un 'Me gusta'.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Mª Jesús. Estaba yo deshojando una margarita... Le gustará, no le gustará... ¡Y te ha gustado! Hoy soy un poco más feliz.
ResponderEliminarGracias, José Antonio. Placentero es un buen trago de agua fresca en una tarde calurosa de verano. Por cierto, no deberías perder la "Esperanza". Claro, estarías con Agripina y el Lucio ese enfrascado...
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego, no deja indiferente! Y sujeto a dos interpretaciones...muy bueno!!!
ResponderEliminar