Intermezzo (II)
Deseó poder volver sobre sus pasos. Habría advertido a quienes aún lo seguían velando que no se trataba de una leyenda urbana. Cuando sus ojos consiguieron habituarse a la cegadora luz que le había dado la bienvenida, se vio solo frente a un letrero:
Cerrado en Navidad. Disculpen las molestias.
Cerrado en Navidad. Disculpen las molestias.
Vaya recibimiento... ;)
ResponderEliminarJoaquin Grau
No me quieras hacer creer que ya no recuerdas que las vacaciones son sagradas, oye ;)
EliminarFina
Claro que si. Pero al menos unos servicios minimos, ¿no? Ya veremos como acaba la historia de ese pobre hombre... ? ;)
EliminarJoaquin Grau
Nada es ya como era antes de la crisis. Hasta San Pedro se ha relajado laboralmente. Y no hay ni para subalternos.
ResponderEliminarMuy bueno, Fina. Con final sorprendente. Como debe ser.
Va un 'Me gusta' y un fuerte abrazo.
Gracias, José Antonio. En los últimos años hemos asistido a recortes en algunas partidas que clamaban al cielo y allá arriba no han tenido más remedio que solidarizarse. O eso o han pensado que San Pedro tendría demasiado trabajo buscándose un sustituto en comparación con el cometido al que a éste le esperaba.
EliminarUn abrazo.
Fina
Es que hay cosas que no conviene hacer en ciertas fechas. El pobre ahora tendrá que estar en el limbo hasta que regrese San Pedro de esos días libres que se ha tomado.
ResponderEliminarGracias a tu relato ya sabemos que lo de la luz no es una leyenda.
Saludos
Lo malo es que en determinadas fechas nos encontramos con un desbarajuste, ya que la parca sí que no descansa y está siempre al pie del cañón, más aún en según qué ocasiones.
EliminarEn cuanto a la luz, yo seguiré creyendo en ella hasta que no se me demuestre cuán equivocada estoy ;)
Gracias por tu comentario, Ángel.
Saludos.
Fina
Hasta en esos sitios llega la P. crisis. En otros tiempos habría gente de sobra para atender domingos y festivos.
ResponderEliminarY es que los recortes no perdonan ni a San Pedro!!!
Me gusta.
La crisis, los recortes... Sólo cabe esperar que por allá arriba no se vean obligados a colgar el cartelito definitivo por falta de actividad.
EliminarGracias por tus palabras, Isidro.
Saludos.
Fina
¡Qué planchazo llegar a ese final tras el penoso trance! Me le imagino esperando pacientemente, sin prisas, frente a la puerta la apertura del negocio…
ResponderEliminarEs un magnífico final, Fina, me ha encantado. Un saludo.
O mucho me equivoco o esa espera no será eterna. Cosa distinta es que se le haga eterna, claro.
EliminarGracias por tus palabras, Mª Jesús.
Saludos.
Fina
¡Qué bueno Fina! Algo tan dramático tratado con un humor exquisito.
ResponderEliminarBesos.
Malu.