La huida
—No recuerdo cómo empezó, sólo que intentaba correr pero no podía, mis piernas no respondían. Estaba oscuro y un murmullo creciente me erizaba la piel, me perseguía. No conseguía avanzar. Me sujetaban. El murmullo me alcanzaba. Intenté gritar. ¿Es grave?
—No. En los sueños es difícil escapar de uno mismo.
—No. En los sueños es difícil escapar de uno mismo.
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