No me enseñes la lección
Cuando en clase le explicaron que el universo era infinito y que la distancia entre los diferentes planetas y cuerpos espaciales era inalcanzable para el hombre, el pequeño caballero se echó a llorar. Esa misma mañana le había prometido a su doncella una estrella justo al lado de la suya.
El caballero aunque era pequeño, era un poeta y aprendió a transformar sus lágrimas en sueños...
ResponderEliminar¡Precioso, J.Estaún!
Exquisito micro que nos enseña que siempre será más feliz quien menos sabe y que ojalá se nos diera la oportunidad de negarnos a aprender según qué lecciones. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarSaludos.
Fina
Muy tierno y encantador. Felicidades.
ResponderEliminarDan ganas de acurrucarse al caballero aunque lo de la estrella sea imposible..Un caramelito de relato!
ResponderEliminarEl encanto de la niñez, que lo cree todo posible. Buen texto, bien engarzado con el título, que me recuerda la canción de Mecano.
ResponderEliminarUn saludo