Ágrafa
Ágrafa, perezosa y pesimista, la mujer imaginó correr la tinta en sus venas. Buscó personajes, recordó posibles diálogos e hilvanó tramas con desenlaces sorprendentes. Pero siempre prefirió no hacerlo.
Hoy, al herir su propia carne, se mezclan placer y dolor: de sus muñecas abiertas, siente brotar miles de páginas, finalmente...
Hoy, al herir su propia carne, se mezclan placer y dolor: de sus muñecas abiertas, siente brotar miles de páginas, finalmente...
Precioso a pesar de su tristeza.
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