Amablemente
No es el síndrome de Estocolmo. No. Sino su forma de hablarme, de alcanzarme la comida, la bacinilla; sé que me quiere, incluso me trajo lápiz y papel porque sabe que me gusta escribir; está en todos los detalles: ahora prepara, amablemente, el silenciador para que no escuche el disparo.
¡¡Buenooooo! ¡Me gustaaaa!
ResponderEliminarMe ha encantado. Es como un bocado suave que al final explota en la boca con la pizca de picante escondida
ResponderEliminar¡Gracias, Luis y Pablo por sus comentarios! :-D
ResponderEliminar¡Terriblemente bello!
ResponderEliminar¡Gracias, Margarita! ¡Qué bueno que te haya gustado!
ResponderEliminarhermosamente trágico, me gusto mucho
ResponderEliminar¡Gracias, Lazar! ¡A ver cuándo apareces por aquí!
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