Amor desde la primera vista
Para poder trazar los primeros mezclé saliva con ceniza de tabaco. Pero luego fui disponiendo de materiales más apropiados.
Cuando abandoné la prisión, mil corazones de todos los tamaños y colores decoraban las paredes de mi celda; uno por cada nuevo conjunto que durante la causa había lucido la jueza.
Cuando abandoné la prisión, mil corazones de todos los tamaños y colores decoraban las paredes de mi celda; uno por cada nuevo conjunto que durante la causa había lucido la jueza.
Si es que el amor aparece cuando menos te lo esperas. Suerte!
ResponderEliminarEs verdad; no te puedes descuidar. Precisamente un vecino mío cayó hace poco en brazos de su profesor de punto de cruz. Han destrozado dos familias preciosas.
EliminarMuchas gracias, Patricia, y un abrazo.
Sin duda se le hizo más llevadera la condena, quizás incluso corta.
ResponderEliminarSaludos Enrique.
Esto me recuerda aquella "Dulce condena" de Los Rodríguez.
EliminarMuchas gracias, Jose, saludos.
Enrique, me ha encantado.
ResponderEliminarUna historia de amor imposible contada con ese don tan elegante que tienes, y con un final que sorprende, enternece, y que a mí, me hace pensar que el protagonista no debió hacer una gran fechoría para encerrarlo en la cárcel pues, alguien que es capaz de amar sin esperar nada a cambio, debe ser buena persona.
Brillante relato.
Enhorabuena y un afectuoso saludo, maestro.
Pablo
¡Digo!, maestro; alumno como mucho y de los que se ponen al final para que no les pregunten. Aunque muchas gracias por tu generosidad y por tu buena fe hacia el personaje. Yo tampoco creo que fuera muy malo; equivocado en algún aspecto, seguro.
EliminarUn abrazo, Pablo, y felicidades por contribuir a hacer este rincón aún más acogedor si cabe.
Enrique.
¿Cómo sería aquella jueza, Enrique? Seguramente, por ella, valdría la pena cometer algún delito de vez en cuando.
ResponderEliminarMuy bueno. Uno más, y son muchos, de los magníficos relatos que nos sueles proporcionar.
Saludos y, por supuesto, mi 'Me gusta'. Sería un delito no dártelo...
Pues no sé si describírtela o decirte directamente quién es, Jjjjjjjj.
EliminarMuchas gracias, José Antonio, por comentar, por tus elogios, por tu "me gusta" y por tu clemencia cuando lo que mando deja algo qué desear.
Un abrazo.
Un gran enamorado y estupendo decorador de interiores, seguramente, "preso de amor", que diría Lorca (el cantante). ¡Ah!, y el título me gusta, muy bien adaptado.
ResponderEliminarSuerte, Enrique. Un saludo.
Gran enamorado, sí; como para perder el juicio, pero como decorador creo que era condenadamente malo, aunque todo corazón, jajaja. Me alegro de que te guste el título.
EliminarMuchas gracias, Mª Jesús, y saludos.
Hasta en las condiciones más adversas surge. El amor vuela libre, no hay barreras que valgan. Muy imaginativo y romántico. Felicidades, Enrique.
ResponderEliminarEs cierto, Juana; yo diría que lo podemos encontrar hasta en la geometría, por más que en tu triángulo imperara el desamor.
EliminarMuchas gracias y saludos.
Veo a este sensible expresidiario reincidiendo adrede para volver a estar frente a la magistrada, y ella sin darse cuenta. Qué curiosa pareja serían, no me cabe duda que bien avenida, como bien engarzadas han quedado tus palabras para producir una historia original y llena de ternura.
ResponderEliminarUn abrazo, Enrique
Pues es una posibilidad, el que llegaran a formar pareja, que ni me había planteado. Quién sabe. Bien mirado, a él lo veo muy capaz de robarle el corazón.
EliminarMuchas gracias, Ángel. Muestras tanta agudeza comentando como escribiendo.
Un abrazo.
Cupido nunca descansa y estamos viendo que tu imaginación (afortunadamente), tampoco. ¡Suerte!
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Fina. Supongo que a todos los que nos vemos por aquí nos pasa algo parecido. Lo que no sé bien es si imaginar es trabajo u ocio.
EliminarSaludos.
El amor que mueve el mundo ... Qué no sería capaz de hacer el enamorado por encontrarse de nuevo con su amada ...
ResponderEliminarMuy bonito Enrique, nos describes a un ser tierno, romántico y sin embargo condenado por algo que quizá ensombrece todo lo anterior pero que está perfectamente escrito para destacar lo que de verdad importa en esta historia.
Un me gusta y un beso fuerte.
Malu.
Es cierto; más que un drama carcelario es una historia de amor. Creo que al escribir un 50 colocas un molde en tu mente y, de manera más o menos consciente, desechas todo lo que no cabe o no viene a cuento. Lo malo es que aún así siguen sobrando palabras. Bueno, qué te voy a decir, que diría Fito.
EliminarMuchas gracias, Malu, y besos.
Amor a "primera vista".
ResponderEliminarAhh, no me había fijado en el título. Un relato bien redondo, enhorabuena.
EliminarMuchas gracias, Sole. A veces el título te viene prácticamente servido.
EliminarSaludos.
La jueza también debe ser condena, por robarle el corazón a este pobre delincuente. Muy bueno, muy bien contado este micro lleno de imaginación, he dejado un “me gusta”.
ResponderEliminarSaludos.
Estoy de acuerdo contigo, también tiene su parte de culpa, y bien podrían condenarla a que lo visite cada semana.
EliminarMuchas gracias, Beto. Saludos.
Es la versión romántica del Morgan Freeman que no quiere abandonar la prisión... pero este por no querer dejar de ver a su musa. Genial, un malhechor con un interior muy bello.
ResponderEliminarSeguramente todos albergamos cosas malas y buenas dentro. Nunca se sabe en que circunstancias pueden aflorar.
EliminarMe encanta esa película, y esa institucionaliación del personaje me pareció muy interesante.
Muchas gracias, Dani. Saludos.
Inesperada solución al relato. Mezclas la dureza de la prisión con con el amor irracional, que surge en cualquier situación.
ResponderEliminarSuerte.
Irracional y ciego, como la justicia a menudo. A ver si por eso ambos llevan los ojos vendados.
ResponderEliminarMuchas gracias, M. Jesús. Saludos.