Como un pez sin bicicleta
Qué raro era todo esto. Había vuelto a saborear los olores. Ya no sentía el vértigo que otras veces, antes que esta, le pegó los zapatos al suelo con pegamento. Y comenzó a "bailovolar", mientras en la radio sonaba:
Una mujer necesita un hombre tanto como un pez una bicicleta.
Una mujer necesita un hombre tanto como un pez una bicicleta.
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