La faca
Le dije que no era un cordero; que los tiempos de Abraham quedaban lejos; que Occidente había desarrollado métodos más refinados; que guardar las formas era importante; que existían bombas inteligentes y balas de uranio enriquecido. Pero nada. Sacó su faca yihadista y me mandó al infierno de un tajo.
Lamentablemente los tajos siguen siendo eficaces para según qué, como las bombas, las balas, las ametralladoras,...El hombre ha demostrado mucha imaginación para hacer daño a sus semejantes.
ResponderEliminarA pesar de la ironía, y según están las sensibilidades estos días… ese final me ha producido un escalofrío casi eléctrico.
ResponderEliminar¡Impresionante!, literalmente.
Saludos.
Un relato intenso de rabiosa actualidad. Dos lenguajes diferentes superpuestos con un final de impacto. Enhorabuena y suerte
ResponderEliminarAl menos antes de llegar al infierno te dio tiempo a escribirlo. jejeje!
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo, Marciano.