La tuba homicida
La eligió porque siempre tuvo claro que sería de viento metal. Con el correr de los años terminó por resultarle cansina, no obstante haberse convertido en un consumado virtuoso.
Aquella velada la arrojó enérgico contra el palco. El ministro y su bellísima acompañante murieron al punto. Él arguyó locura transitoria.
Aquella velada la arrojó enérgico contra el palco. El ministro y su bellísima acompañante murieron al punto. Él arguyó locura transitoria.
Oyoyoyyyyyyy, ese viento metal José Antonio ...
ResponderEliminarMuchas veces hacemos cosas que en su día nos gustaban mucho pero que de tanto repetirlas nos resultan cansinas y este pobre hombre, a pesar de ser un virtuoso con dicho instrumento, acabó hasta el "moño" de la tuba. ¿Sería locura, sería hartura? ¿Qué será lo que le producía la tuba?
Besos.
Malu.
Pues lo que le produjo fue una 'locura transitoria', pasajera. O al menos eso argumentó...
EliminarGracias Malu por tu comentario que supongo te has dado cuenta de que termina en un pareado con rima asonante (:D)
"Sería locura, sería hartura?
¿Que será lo que le producía la tuba?
Besos.
Quiero ver alguna relación entre esa tuba y la bellísima acompañante del ministro. No sé. El caso es que dicen que con los instrumentos de viento se liga poco pues los carrillos hinchados te hacen poco atractivo. Quizá si hubieses elegido el piano... Y de paso evitas la tentación de arrojarlo.
ResponderEliminarMuy buen relato, José Antonio. Con solo 50 palabras has contado hábilmente un drama de muchos años, y que parece continuar.
Enhorabuena y un abrazo.
La había, Enrique, la había. ¡Qué perpicaz eres!
EliminarTe agradezco tu comentario, tan amable como siempre y te felicito, también por aquí, por tu último relato.
Un fuerte abrazo.
es genial
ResponderEliminarGenial, Floren, era el tubista. Hasta que se le cruzaron los cables, en tensión después de muchos años y cuando vio lo que vio en el palco.
EliminarGracias y un abrazo.
Cuando se toma una decisión hay que seguir adelante con ella, pero siempre que sea la correcta, si no, a rectificar, que algo habremos aprendido. No parece el caso de tu protagonista, que se equivocó de entrada, seguro, pero por un amor propio mal entendido o por pura cabezonería siguió abrazado a esa compañía metálica que no le convenía. Luego pasa lo que pasa.
ResponderEliminarUn abrazo, José Antonio
Efectivamente, Ángel, si no aprendemos ni tan siquiera de nuestros errores. Y claro está, los resultados pueden ser trágicos. Eso sí, con música de fondo.
EliminarUn abrazo y muchas gracias por tu comentario. Nos leemos... de nuevo (tras tu paréntesis, que se ha hecho largo).
No está mal que de vez en cuando nos entre una locura transitoria de esas para poder desprendernos de algunos lastres pesados. Caiga quien caiga.. Si es que a veces el verdadero problema es la "cordura permanente". ;)
ResponderEliminarJoaquin Grau
Gracias, Joaquín. Me gusta eso de que la 'cordura permanente' sea un problema. De hecho coincido contigo en que el el verdadero problema. Es bueno, de vez en cuando, tener un punto ido.
EliminarUn saludo cordial.
Doy por sentado que se trata del actual ministro de educación, cultura y deportes, ¿verdad? Por favor, José Antonio, déjame disfrutar de esta maravillosa fantasía al menos unas cuantas horas ;)
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Ministro (actual o pasado o venidero)? ¿Consejero? ¿Concejal? ¡Qué mas da! Ahora bien, Fina, si a ti te hace ilusión que sea quien quieres que sea, es ese que quieres que sea. En él pensé también yo. Pero ha habido tantos...
EliminarGracias como siempre y un abrazo también para ti.
Intrigante... ¿Locura o premeditación? ¿Ocultaba algo el virtuoso? ¿Qué papel juega la acompañante? Muchas dudas en este caso, señor juez.
ResponderEliminarCoincides con Enrique Mochón (ut supra, perdón por el cultismo ;) ) en que la acompañante (no te olvides que era bellísima) tiene un papel destacado en esa 'locura transitoria' del tubista. Por cierto, fue una juez quien finalmente lo condenó. Es más creo que fue la misma juez del espléndido relato del ya citado. Y también al tubista lo enamoró desde la primera vista. ¡Jajajaja!
EliminarUn saludo, Patricia.
Quizá tanta perfección técnica no supo encauzarla y "se le fue de las manos", con resultados dramáticos. Extraño caso este del virtuoso asesino... ;)
ResponderEliminar¡Felicidades, José Antonio, fantástica imaginación! Un saludo.
De vez en cuando hay que sacarla de paseo, María Jesús, que la imaginación es como la pasión, que puede llegar a desbordarse con resultados pasionales e inimaginables.
EliminarGracias por tus amables felicitaciones y un saludo con todo mi cariño.