Noche de Reyes
Dijo que estaba cansada y que ya deseaba acostarse.
—Esta noche no cierres la puerta con llave y deja la luz del pasillo encendida.
Mientras la arropaba, con un beso en la frente intenté calmar el estado de excitación que en vano pretendía ocultarme.
—No te preocupes. Buenas noches, mamá.
—Esta noche no cierres la puerta con llave y deja la luz del pasillo encendida.
Mientras la arropaba, con un beso en la frente intenté calmar el estado de excitación que en vano pretendía ocultarme.
—No te preocupes. Buenas noches, mamá.
Según avanza nuestro ciclo vital, los roles cambian e incluso se invierten. Bonita historia.
ResponderEliminarGrau
Gracias, Grau.
EliminarUn abrazo.
Fina
Sencilla historia y, a la par, muy emotiva.
ResponderEliminarVa mi 'Me gusta' (y lo sabes) y mi saludo caluroso.
Me alegro de que te haya gustado, José Antonio.
EliminarUn abrazo.
Fina
La paradoja de una anciana, que como en tantos casos, al final de su vida necesita o busca los cuidados de la infancia. El título siempre tiene su importancia, pero en este caso aporta gran parte del sentido a lo que se transmite, pues desde el primer momento nos hace pensar en una criatura de corta edad. Un relato logrado.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Ángel, por tu comentario tan acertado y aprovecho para, de nuevo, darte la enhorabuena.
EliminarSaludos.
Fina
Original, tierno y emotivo.
ResponderEliminarEnhorabuena, Fina.
Saludos.
Dicen que cuando somos ancianos nos comportamos como si fuéramos niños. Muy bien contado Fina, tierno y emotivo.
ResponderEliminarBesos.
Malu.