Travestidos
Me equivoqué al pensar que este pellejo lanudo y demasiado estrecho me ayudaría a sobrevivir. Al ataque constante de mis verdaderos congéneres se suma el hostigamiento de quienes deberían ser mis hermanos de adopción: hoy en día, todo cordero que se precie luce una correosa y agresiva piel de lobo.
Ese es un problema para la Caperucita, ya no encuentra sino ovejas con piel de lobo. Y no hablemos de osos, que entonce sí me arranco.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Elisa. Como la vida misma. Enhorabuena y suerte
ResponderEliminarComo dice Randy Newman, It's jungle out there. Al final lo mejor será salir tal como uno es, aunque vigilante, eso sí.
ResponderEliminarBuen relato, Elisa, muy bien construido además.
Saludos.