Trescientos sesenta y cinco sueños
Se citan en la plaza para despedirlo, para despedirse. Una estatua de piedra los observa imparcial. Apenas se hablan, porque todo está dicho. En un banco abandonan sueños, mentiras, promesas.
Ella se aleja desconsolada y entre mil voces ahoga su pena. En la noche, fuegos artificiales anuncian el nuevo año.
Ella se aleja desconsolada y entre mil voces ahoga su pena. En la noche, fuegos artificiales anuncian el nuevo año.
Genial!!!! Como siempre me dejas con la boca abierta. Sigo sin comprender como se puede crear algo tan hermoso con tan pocas palabras.
ResponderEliminarPero que buena eres!!!! donde tenias toda esta mágia!!!!
ResponderEliminarIndudablemente todos tenemos algo bueno guardado dentro de nosotros que vale la pena sacar a la luz. Muchas gracias a ambos (¿ambas?) por vuestros comentarios. Saludos.
EliminarHay que ser esa estatua de piedra (imparcial) para no sentir nada, para que algo no te indique en tu interior que aquí hay cincuenta palabras que son capaces de emocionar a quien las lea.
ResponderEliminarComo siempre, ¡magnífico relato, Chusa RH!
Saludos.
Muchísimas gracias, José Antonio. Es todo un lujo recibir halagos de quien tiene en las letras su medio natural.
EliminarUn abrazo.
Ufff, me encanta. Sabes que me gusta mucho como escribes.
ResponderEliminarY te lanzo una pregunta, se cruzaría al abandonar la plaza, la protagonista de este relato con el protagonista de Las uvas de la miseria?
Beso fuerte.
Malu.
Es muy posible, Malu. Observando a ambos personajes, intuyo que les pueda unir un mismo espíritu. ¡Chica lista!, muchas gracias por tu comentario. ;)
EliminarUn beso.
Me encanta el clímax de "entre mil voces ahoga su pena". Es visual a más no poder. Gracias!
ResponderEliminarGracias, Dani, me alegra que te guste.
EliminarUn saludo.
Chusa RH
Seguro que se dieron otra oportunidad con el tiempo.Puedes planteartelo para una segunda parte del relato. Enhorabuena , te vas superando . Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarNo sería la primera vez que tras una ruptura surge un reencuentro sereno o incluso apasionado. Muchas gracias, Mausa, por tu comentario. Saludos.
EliminarPrecioso relato, melodramático y muy teatral.
ResponderEliminarPara volver a soñar solo hay que cerrar los ojos.
Saludos Chusa.
Muy amable, José Bravo. Me alegra que te guste.
EliminarSaludos.