Buen viaje
Antes de ingresar en el hospital, se arrastró y buscó entre los setos de su jardín al único amigo que tenía, al que nunca permitió pisar su casa. "Valiente gilipollas", pensó el can. Al día siguiente nuestro protagonista emprendió viaje en la barca de Caronte; su último destino estaba cerca.
Buen relato M. Nieves.
ResponderEliminarMenos mal que el protagonista, no podrá.leer el pensamiento de su perro.
Un saludo.
Pablo
No sé quién me da más pena, si el dueño o el perro. El hombre, por desagradecido; el perro, por no correspondido. Hay que saber apreciar lo que la vida nos brinda antes de que sea tarde. Interesante relato para pensar, Mª Nieves. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias Juana esa era la idea. Un saludo.
EliminarTriste vida, pobres dos, tanto el perro como el amo.
ResponderEliminarBesos Nieves.
Malu.