Consejo de amiga
Mi amiga me decía que debía rectificar mi actitud ante los hombres. Que el ideal del amor romántico me anestesiaba y que, por eso, acababan aprovechándose de mí. Y tenía razón. Desde que soy yo la que les anestesia y les encierra en el sótano, vivo en el séptimo cielo.
Escrito por Patricia Richmond - Web
Patricia, me encantan los micros que me sorprenden al final y, es obvio, que el tuyo lo ha conseguido.
ResponderEliminarMe gusta el doble sentido de la palabra 'anestesiar'.
La forma metafórica y la farmacológica, como la utiliza tu protagonista.
Creo que no se lo pasaré a mi pareja para que lo lea...no sea que se le ocurran ciertas ideas😉
Va mi me gusta.
Un saludo.
Pablo
Que con tanto trajín de subir y bajar escaleras me he equivocado y te he puesto otro nombre en el comentario (por eso lo he borrado).
EliminarTe decía que no seas cobardica, Pablo. Para subir al séptimo cielo no es obligatorio bajar el sótano... Así que, tú sabrás por qué tienes miedo de tu chica...
Gracias y un abrazo aséptico. :)
Tras leer tu comentario, se lo he enseñado a mi chica para que lo lea.
EliminarTengo que decirte que le ha encantado y me ha dicho que de momento, puedo estar tranquilo. Pero que no cambie pues la idea le ha parecido genial.
Muy acertado el comentario de maest, como suele ser habitual, sí que recuerda a las tias de mi admirado Cary Grant.
La foto de mi perfil es de él en el momento de enterarse lo que esconden sus tías en el sótano.
Un saludo y espero que disfrutes del séptimo cielo sin necesidad de subir y bajar escaleras.
Por cierto, se me pasaba decirte que también me ha parecido muy divertido tu relato.
Un besote.
Pablo.
Lo del sótano me ha recordado a las abuelitas de ‘Arsénico por Compasión’. Pero tu prota parece tener un poquito más de ‘mala leche’. Pasó de vivir en el mundo de Corín Tellado al de PD James. Desde luego le dio un buen giro a su vida.
ResponderEliminarSuerte ♣
Besos ☼ :)
Ni mi admirada Patricia Highsmith lo hubiera expresado mejor, querida Maest.
EliminarUn poquito de mala leche abre la mente y expulsa los demonios.
Me quedo el trébol y el sol.
Besotes.
El hilo conductor del amor y de la anestesia... genial. Me encantaría entrar en ese sótano como anestesia, como anestesista...como lo que sea... pero no como anestesiado por tu amor. Enhorabuena Patricia.
ResponderEliminarMi querido amigo poeta, he de decirle que usted no necesita bajar al sótano. Tus buenas artes son un pasaporte directo a la azotea.
EliminarBesicos, Salva.
Y yo me pregunto: ¿cómo era la vida de la chica antes de sacarse el título de anestesista? y ¿qué debe de hacerles en el sótano?
ResponderEliminarY esa es, a mi modo de ver, la gran virtud del relato, su capacidad de sugerencia.
Bien por ti, Patricia.
Muchas gracias, Notinc. Cuando quieras pásate por mi sótano, que te explicaré al oído la poesía de Kieslowski... Tormento cruel, sí, pero algunos se lo merecen.
EliminarUn besote. :)
Me ha encantado tu relato con ese toque de anestesia.
ResponderEliminarMuy bien Patricia. Ahí va mi abrazo y mi like it.
Gracias, Isidro. Algo mareada estoy yo también con los vapores del cloroformo.
EliminarUn beso.
A mí me ha recordado a la película "El coleccionista", en la que el protagonista secuestraba a las chicas durmiéndolas con un pañuelo con cloroformo o algo parecido. Muy sugerente, Patricia. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Juana. Es una actividad bonita la del coleccionismo. Yo estoy arrancando ahora...
EliminarUn abrazote.
En el amor y en la guerra dicen que todo vale. Ahora que has hecho prisioneros, podrías pedir un rescate o una promesa de buen comportamiento y después liberarlos, pobres, seguro que han aprendido la lección.
ResponderEliminarMe gusta tu relato Patricia. Un abrazo.
Pobrecillos. Yo también tengo parte de culpa, lo reconozco. Voy a dar vuelta por el sótano y les voy a dar recuerdos de tu parte.
EliminarBesos.
A eso se le llama tomar las riendas de la situación y superar las propias carencias, hasta ha aprendido un oficio al pasar de anestesiada a anestesista. Cómo se le ocurre a esos vividores tratar de aprovecharse de la sensibilidad enamoradiza de esa pobre chica indefensa, además, tampoco deben de estar tan mal, se harán compañía entre ellos, hablarán de fútbol en el sótano, seguro, y saben que son merecedores del amor de una doncella, aunque sea compartido, el problema es que a ella se le ocurra estudiar estudiar sus corazones masculinos a través de una autopsia o algo así.
ResponderEliminarUn abrazo, campeona
Si es que el amor romántico hace mucho daño... Tengo una amiga profesora en la universidad que me dejó flipando al contarme que tiene alumnas que, pudiendo obtener becas Erasmus, no se quieren ir porque tienen aquí a sus novios y no les pueden hacer eso... ¡Irse un curso a otros país! Y en cambio ellos se van sin preguntar a sus novias qué les parece. A eso estamos volviendo.
EliminarTe dejo que se me ha levantado el autoptosiado y ya se ha puesto el sombrero y el abrigo para pirarse.
Besicos.
Me encantan esas charlas de amigas en las que los consejos aparecen sin necesidad de paréntesis, perfectamente hilvanados en la conversación. Y me gusta, tanto o más, esa agilidad femenina que tenemos para desplazarnos desde el sotano hasta el séptimo cielo sin complejos (vitamínicos).
ResponderEliminarPero lo que más me atrae en este momento son tus palabras para contar una historia, Patricia.
¡Muy bueno!
Un saludo.
Gracias, Marga. ¿Qué haríamos sin los consejos de las amigas? Qué fácil lo vemos todos cuando estamos juntas y cuánto cuesta subir algunas escaleras, a veces, sin ellas.
EliminarUn abrazo grande.
Muy bueno, Pati. Con esa fórmula seguro que le abandona ninguno.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Rafa. No, no se me va ninguno, que los tengo, además de anestesiados, bien atados. Que es muy difícil encontrar novios buenos y calladicos.
EliminarUn abrazo.
Por lo menos ha encontrado la forma de que la dejen tranquila.
ResponderEliminarUn micro muy ocurrente.
Un beso y un "me gusta"
Gracias, Rosy. Tranquila y feliz que estoy yo con vuestros comentarios.
ResponderEliminarBesotes.
Buenísimo, como de costumbre.
ResponderEliminarIngredientes para un relato de la Richmond:
100 gr. de saber hacer, 40 gr. de sorpresa, 80 gr. de buena narrativa, 60 gr. de surrealismo, 20 gr. de ironía y una pizca de sal.
Y aun teniendo la receta, sigue siendo inigualable, será que tienes mano para esto.
Nos leemos!
Me queda un hueco en el sótano. Ven!!!
EliminarMuchas gracias, Ignacio. :)
En mi caso, sin conocer -afortunadamente- los poderosos efectos de tu anestesia, Patricia, tus cincuenta palabras (y las tres del título, que también cuentan) me han dejado embelesado. Aún estoy con los ojos dilatados y sin poder pronunciar palabra alguna. Menos mal que mis dedos siguen algo ágiles, libres del embeleso, para poder escribirte este comentario.
ResponderEliminar¡Magnífico relato! Va un 'Me gusta' (para el relato, no para que me anestesien).
Un abrazo.
Ay, exagerao... Sois muy buenos y no sería capaz de hacer con vosotros nada malo. Si acaso, jugar un poquito, pero sin que duela y sin dejar marcas, lo prometo.
EliminarPara empezar, una camioneta de besos.
Gracias, J.A.!!!
No sé qué harás a esas criaturas, sea lo que sea por lo menos no les dolerá.
ResponderEliminarFrescura, espontaneidad, descaro, brillantez: cuatro ingredientes más, chef Richmond.
Un abrazo.
Gracias, Enrique. Muchas y de las de verdad.
EliminarY para que os quedéis todos tranquilos, aquí os dejo a dos de mis chicos después de salir del sótano. Indemnes y con la lección aprendida.
Un beso para ti.
https://www.youtube.com/watch?v=5u_xylLTGPI
Gracias, Patricia; precioso regalo.
EliminarPatricia, este micro me sugiere mucho y hace que me pregunte: ¿se resiste, algunos de los hombres anestesiados, a ayudarla a subir al séptimo cielo? ¿Qué pasa después? Muy bueno, dejo un “me gusta”.
ResponderEliminarSaludos.
Es que si te lo cuento me cargo el misterio... Sólo diré que todos estamos contentos.
EliminarTanto como yo con vuestros comentarios. Si con el cariño que me dáis, ¿para qué quiero bajar al sótano?
Un abrazo, Beto.
¡Hay que tener cuidado con qué consejos vamos dando por ahí! :-)
ResponderEliminarEn mi opinión, hay una característica común a todo buen relato; son fáciles de leer, y el tuyo se lee muy fácilmente.
Me ha gustado.
¡Muchas gracias, Antonio B! Tendré en cuenta tu consejo sobre los consejos.
ResponderEliminarAbrazo.
Patricia, muy cierto esto que dices sobre que el ideal del amor romántico anestesia y muy acertada tu protagonista anestesiando y bajando al sótano a los susodichos que previamente la anestesiaban. Lo del séptimo cielo ya es para nota, eh?
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos.
Malu.
Gracias, Malu. Todo sea por la causa.
EliminarUn abrazote. :)
Enhorabuena amiga Patricia. La anestesia ha resultado efectiva. Nos ha dejado preparados para seguir recibiendo tus atenciones...Un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Rafa. ¡Y a tu señora! Pórtate bien, que no sea ella la que tenga que administrarte correctivos, ahora que le he dado ideas...
ResponderEliminarUn beso para cada uno. :)
Casi lo esperaba, estabas entre mis tres, por eso no me ha sorprendido demasiado... ;-)
Eliminar¡¡¡Enhorabuena, Patricia!!!
Venga, a preparar el de marzo, a ver qué nos deparas...
Un besazo.