Cuando la fuerza se impone al amor
Oyó de nuevo la voz furiosa y colérica del vecino de arriba seguida de la caída de objetos y la frase sorda de mujer: "Luís, no".
Otros vecinos no lo dudaron y llamaron a la Policía, que acudió rápido. Al día siguiente el maltratador ya estaba libre, con su víctima.
Otros vecinos no lo dudaron y llamaron a la Policía, que acudió rápido. Al día siguiente el maltratador ya estaba libre, con su víctima.
Relato de denuncia con la fuerza de la injusticia y el absurdo mundo que nos gobierna.
ResponderEliminarMuy bueno, Gloria.
Lo peor del hecho es que es real. Y el maltratador estaba al día siguiente libre. Me imagino que ella no impuso denuncia.
ResponderEliminarComplejo cerebro humano. A menudo las víctimas siguen al lado de su impresentable maltratador por puro miedo, pero otras, incomprensiblemente, se sienten unidas a él por no se sabe qué. Ahí están justicia, policía y educación, pero siguen dándose casos y casos. He leído en tu comentario que se trata de un hecho real, pero ya casi lo daba por hecho antes de que lo confirmases.
ResponderEliminarUn saludo
Sí, por desgracia de un vecino con el que me encontré de frente cuando venía a buscarlo la policía. Menos mal que se separaron pronto. Ahora está con otra. Espero que la trate mejor.
ResponderEliminarHola, Gloria.
ResponderEliminarPienso como Ángel. Unas veces por miedo y otras por otras cuestiones, la víctima vuelve con el maltratador. La ley y psicólogos deberían ayudarles.
Lo que queda claro es que hay que lavar la sociedad de maltratadores y así, quitar la figura de la víctima, que nunca debería existir.
Buen micro de denuncia social y desgraciadamente, de actualidad.
Un saludo.
Pablo.
Sí, tenéis razón. En este caso había un niño de por medio y encima ella era inmigrante, por lo que me imagino que aquí no tendría demasiado apoyo familiar.
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