La escalera
Entró y la vio subida a la escalera, limpiando libros. Ella se agachó y entonces pudo ver su ropa interior. Se le cayó el pan al suelo.
—Anda, baja —le dijo.
—¿Y los nietos? —protestó ella tímidamente.
—Me importan un pito —contestó él, muy serio.
Y ella bajó despacito, sonriendo.
—Anda, baja —le dijo.
—¿Y los nietos? —protestó ella tímidamente.
—Me importan un pito —contestó él, muy serio.
Y ella bajó despacito, sonriendo.
ay, los abuelos.
ResponderEliminarJope, me parece estupendo!
Muchas gracias Luisa. Ya firmaba yo por llegar...
EliminarMuy ingenioso y sentimental.
ResponderEliminarBuena suerte
Muchas gracias Maria Jesús. Que no se pierda la ilusión, ¿no crees?
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