La pensionista
El frenazo del vehículo nos sobresaltó. Y todos pudimos ver el cuerpo de la anciana tirado sobre el asfalto, en aquella postura rota de marioneta sin hilos, y ya también sin alma. Las sirenas no tardaron en dejarse oír. Entre la muchedumbre, alguien murmuró:
—¡Mala suerte, vieja! ¡Una pensión menos!
—¡Mala suerte, vieja! ¡Una pensión menos!
Un mensaje verdaderamente desgarrador el que nos muestra este relato. En situaciones al límite, las personas se deshumanizan y se dan reacciones brutales como esta. Un buen texto para reflexionar. Saludos
ResponderEliminarSin alma el que grita la frase. Qué cruel.
ResponderEliminarY qué triste que pueda haber alguien en la realidad que piense así.
Saludos.
Gracias por vuestros comentarios. Eran esas, precisamente, las sensaciones que traté de transmitir cuando escribí "La pensionista"que es mi primer micro relato y mi primera contribución en 50 palabras. Espero que os guste, o que al menos os haga pensar un poco. ¡Muchas gracias a todos! Javier Ceballos.
ResponderEliminarTriste y cruel a partes iguales. Da muchísimo que pensar el relato de tu estreno, Javier.
ResponderEliminarEnhorabuena y bienvenido.
Besos.
Malu.
"Homo homini lupus" y en tu micro queda magistralmente reflejado. ¡Bienvenido!
ResponderEliminarSaludos.
Un relato que podría parecer pintado de humor negro, pero no, retrata una tragedia, que un cruel punto de vista tizna de profunda deshumanización.
ResponderEliminarUn saludo