No era alemán, sino chino
En el ocaso de su vida se sentía estafada. Exhausta y desencantada decidió tirar la toalla. Había llegado a la conclusión de que sólo podía tratarse de un plagio. Tantos años de experiencia tras esa infructuosa búsqueda la avalaban: ninguna de las 47 especies de rana se convierte en príncipe.
¿Tanta variedad de ranas existen? ¿Y ninguna idónea para alcanzar la dignidad principesca? Desconocía el dato. A ver si es que nos han tenido engañados, estafados (como a la protagonista del relato), y los príncipes no salen de ranas a las que se besa, sino que son jugadores de balonmano que, finalmente, nos terminan saliendo ranas, muy a pesar de nosotros. ¡Jajajaja!
ResponderEliminarVa mi 'Me gusta' y un abrazo.
Con ese dato me encontré al consultarlo, José Antonio. Estaría bien que alguna zoóloga, o alguien con conocimiento de causa, nos lo confirmara ;)
EliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo.
José Antonio se me ha adelantado en mi pensamiento. Efectivamente, son algunas especies de principes y princesas quienes salen rana y no al revés. Por lo tanto es un cuento chino como indica el titulo del relato. El cuento alemán se refiere más a cuestiones de reformas economicas y recortes que nos ayudarán a vivir mucho mejor en el futuro. Aunque no sé si tal vez exista alguna conexión entre ambos tipos de cuentos... ;)
ResponderEliminarJoaquín Grau
Yo diría que todos los cuentos, sean de la nacionalidad que sean, están conectados por esa base que tienen en común ;)
EliminarGracias por dejarte caer por aquí, Grau.
Saludos.
Al final poco importa que sean de uno u otro sitio. La cosa es que, mientras comprendemos que solo son cuentos, las ranas no salen de su asombro ante tanta muestra de cariño.
ResponderEliminarMe gusta, Fina, muy simpático.
Saludos
Las ranas asombradas y envidiadas por más de uno, ¡fijo!
EliminarGracias por tu comentario, Enrique.
Saludos.
Es comprensible la decepción de esa buscadora de príncipes, ahora ya sabe que lo de la metamorfosis de las ranas es un cuento. Descartado ese campo, tiene abiertos muchos otros, por lo que no debería sentirse estafada, al contrario, su experiencia ha facilitado el camino a otras personas con las mismas inquietudes. Seguro que se hace famosa.
ResponderEliminarUn saludo, Fina
Como suele decirse, no hay mal que por bien no venga: si no ha conseguido encontrar a su príncipe, al menos puede optar a aparecer en el libro Guinness como la persona que más ranas ha besado ;)
EliminarGracias por tus palabras, Ángel.
Saludos.
Muy bueno Fina, me ha encantado, los alemanes, los chinos, las ranas, los besos ... Muy bien contado y muy bien hilado.
ResponderEliminarBesos.
Malu.
Siempre resulta grato saber que las chorradas que se le pasan a una por la cabeza pueden llegar a gustar, aunque sea un poquito. Gracias por tus palabras, Malu.
EliminarUn abrazo.
Jajaja, eso digo yo a quienes me siguen, les doy las gracias por leer mis "pamplinas" ... jajajaaa ...
EliminarPero vamos, que de chorradas nada, yo creo que las cosas que escribes gustan y mucho.
Un beso.
Malu.
Jajajaja, me la imagino cogiendo una a una... Vaya timo.
ResponderEliminar¡Genial!
Yo me las imagino una detrás de otra, en fila india, esperando turno... y me entra la risa tonta, oye ;)
EliminarGracias por tu comentario, Keral.
Saludos.
A lo mejor el problema es que la muestra no ha sido lo suficiente extensa como para representar al total de la población; todos sabemos, y seguro que tu protagonista también, que el porcentaje de príncipes es minúsculo. Yo la animaría a recoger la toalla, secarse el sudor, y seguir besando hasta que la magia se produzca.
ResponderEliminarUn saludo.
Estoy total y completamente de acuerdo contigo, Margarita: jamás de los jamases de ha de tirar la toalla. Tal vez quede una especie (¡la definitiva!) aún por descubrir ;)
EliminarGracias por tu comentario.
Saludos.
Fe de erratas: "se ha de tirar".
Eliminar¡Pero para qué querrán algunas un príncipe...! ;-)
ResponderEliminarAhí te dejo mi "me gusta"
Interesante pregunta cuya respuesta bien merece un micro ;)
EliminarMe alegra que te haya gustado, Rosy.
Saludos
¡Es que ha estado besando al bicho equivocado! Como algunas ranas están en peligro de extinción, a los príncipes los convierten, ahora, en gusanos. Muy buen micro, suerte.
ResponderEliminarSaludos.