Tendrás toda mi locura, amor mío
Ambos salieron de casa. Él, esposado, cubierta ella con una sábana y piel entre sus uñas; rotas de haber intentado zafarse de quien la quería, con locura.
En las conciencias nocturnas de aquel patio vecinal aún parece oírse el forcejeo de la soledad, abatida con una testosterona de treinta centímetros.
En las conciencias nocturnas de aquel patio vecinal aún parece oírse el forcejeo de la soledad, abatida con una testosterona de treinta centímetros.
Muchos centímetros son esos
ResponderEliminarY mucho silencio, demasiado.
Sí. Muchos demasiado. A menudo olvidamos que somos simples primates con capacidad de pensar. Sólo la cultura es capaz de contrarrestar la fuerza de las hormonas.
Eliminar¡Qué locura!
ResponderEliminarY leyendo los últimos estudios sobre los jóvenes, qué poco fácil ponerle remedio.
Gracias por esa conciencia, Antonio.
Un saludo.
Los jóvenes sólo aprenden y los adultos no parece que seamos capaces de corregirnos. Tenemos, pues, el circulo vicioso perfecto.
EliminarUn saludo
Está bien querer, hasta con locura, incluso dentro de lo normal experimentar ese trastorno de los sentidos que produce el amor o el enamoramiento, pero siempre dentro de un orden, caramba. Lo que se quiere de verdad se preserva, aunque sea a costa de uno mismo, nunca se destruye.
ResponderEliminarUn toque de atención para esta sociedad que no termina de aprender.
Un abrazo, Antonio
El amor lleva implícita la posesión, la pertenencia. Ese es el problema. Decimos 'te quiero', no 'me ofrezco'. Si a esto le sumamos el analfabetismo emocional (se puede tener una gran inteligencia racional, pero no saber qué hacer con lo que se siente) y la dependencia económica, tenemos una auténtica bomba que puede estallar en las manos y arrasar con lo que tenemos cerca.
EliminarEfectivamente, Ángel, nos queda mucho que aprender.
UN abrazo
Una historia atemporal, sin nacionalidad ni clase social. Por muchos avances que se den, determinadas lamentables situaciones se hallan enquistadas en esto que llamamos sociedad.
ResponderEliminarSaludos
Estoy de acuerdo con la palabra enquistada. Define por sí sola perfectamente la situación.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Un saludo