Un día (casi) como otro cualquiera
Se levantó según sonó el despertador, como hacía cada mañana: desayuno y ducha; secador y maquillaje; tacones y vestido. Al salir de casa le dio un beso a su pareja quien, en un susurro, le deseó suerte. Era el primer día en el que él salía de casa como Anna.
Muy interesante. Gusta que lo lleven con tanta naturalidad
ResponderEliminarNerenka, desde que leí la palabra tacones, adiviné el final.
ResponderEliminarEs reconfortante adivinar que por fin elegir tu personalidad es algo normal.
Buen relato y gran mensaje.
Me gustó mucho.
Un saludo.
Pablo.
Con tu permiso, Nerenka, voy a disentir con tu título, porque el día que uno toma una decisión como la de tu protagonista, hay que marcarlo en rojo en el calendario y gritarlo a los cuatro vientos.
ResponderEliminar¡Ojalá cunda el ejemplo!
Un saludo
¡Muchas gracias a todos por vuestros comentarios!
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