Annabel
Hace años conocí a Annabel y junto al mar construimos un reino, un castillo, una fuente de luna. Una tarde inacabable sus parientes la llevaron a la ciudad y subí a la torre para decirle adiós. En algún país, un profeta, un sabio, un loco, alguien detuvo el sol inexplicablemente.
¿Podría ser la Annabel Lee de Poe/Radio Futura? Asociación automática de ideas.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia. Seguro que daría para un relato más extenso.
Felicidades.
Suerte ♣
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPedro, me ha gustado mucho tu relato.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Maest. Da para un relato más extenso y tu mérito ha sido contarlo tan bien en cincuenta palabras.
A tu protagonista se le fue Annabel, la luz de su vida
Saludos.
Pablo
Gracias, Pablo y amigos a quienes les ha gustado este microrrelato. Creo que
Eliminartiene alguna afinidad con Annabel, aquella del poema del mismo nombre de Edgar Allan Poe.
Cuánto amor en tan pocas palabras, Pedro.
ResponderEliminarUn saludo.
El primer amor nunca se olvida y si se da en la niñez, nos marca para siempre. Una historia muy tierna. Suerte, Pedro.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, muchas gracias a todos por Uds. por sus bondadosos comentarios. La despedida de Annabel ocurrió la tarde en que el profeta bíblico mandó parar el sol.
ResponderEliminareste iba a ser el último relato que me iba a leer esta noche, pero creo que he elegido el más difícil, osea uno de esos que te complican la vida para entenderlos de verdad...pues hoy seguro que no duermo porque no he leido nada de Edgar Allan Poe, aunque he visto alguna de sus películas (de alguna de sus obras, ya me entiendes). En realidad me gusta, pero me da que me va a dar trabajos...investigaré
ResponderEliminarMe parece tan bonito y tan poético...
ResponderEliminarEnhorabuena Pedro.
Besos.
Malu.